La cita textual es un recurso muy útil tanto para enriquecer un escrito como para dar credibilidad a lo que en él se afirma. Así, el emisor —es decir, quien escribe— incorpora en su propio discurso los dichos de otro y los enmarca entre comillas. Aunque seguramente todos tenemos una noción general de cómo hacerlo, es necesario conocer algunas reglas para no cometer errores. Veamos cuáles son.
A la hora de introducir voces ajenas en el texto propio, podemos optar por tres estilos: directo, indirecto y mixto.
ESTILO DIRECTO: Se reproducen literalmente las palabras de otro luego de los dos puntos, siempre entre comillas y comenzando con mayúscula. Se utilizan verbos del decir (como afirmar, decir, asegurar, responder, agregar, prometer, etc.). Asimismo, los signos de puntuación van siempre inmediatamente después del cierre de las comillas. Por ejemplo:
El canciller afirmó: “Mi objetivo es establecer relaciones comerciales con China”.
“Mi objetivo es establecer relaciones comerciales con China”, aseguró el canciller.
“Mi objetivo —enfatizó el canciller— es establecer relaciones comerciales con China”.
Nótese que en el último ejemplo se utilizan las rayas para intercalar el comentario del emisor. No deben cerrarse y abrirse nuevamente las comillas, lo que sería un anglicismo:
“Mi objetivo”, enfatizó el canciller , “es establecer relaciones comerciales con China”.
ESTILO INDIRECTO: El emisor incorpora los dichos en su discurso mediante la conjunción que. Para integrarlos correctamente, a veces deben modificarse tiempos o conjugaciones verbales y algunos pronombres.
El canciller afirmó que su objetivo es establecer relaciones comerciales con China.
Nótese que debió cambiarse el pronombre posesivo mi por su para establecer una concordancia con la tercera persona del singular.
ESTILO MIXTO: Es un procedimiento que da más fluidez a la escritura combinando el modo directo con el indirecto. El discurso se establece de manera indirecta, pero se incluyen algunas palabras textuales:
El canciller afirmó que su objetivo es “establecer relaciones comerciales con China”.
Al elegir este estilo, es importante considerar qué parte de la cita puede transcribirse literalmente y qué parte debe hacerse en estilo indirecto. Para eso se debe prestar atención a los pronombres, a la correlación verbal y a ciertos adverbios de tiempo y lugar.
- Errores de pronombres:
El canciller afirmó que “mi objetivo es establecer relaciones comerciales con China”.
Es evidente que, si el pronombre posesivo mi se conserva en la cita, este se corresponde con la persona que escribe y no con el canciller, por lo tanto, la oración no será coherente. Por lo tanto, una solución sería reemplazarlo por su y dejarlo fuera de la cita entrecomillada, ya que no pertenece al dicho textual:
El canciller afirmó que su “objetivo es establecer relaciones comerciales con China”.
- Errores de correlación verbal:
El presidente prometió que “combatiré fuertemente la inflación heredada del gobierno anterior” y pidió a la ciudadanía “mucha paciencia y comprensión”.
En este caso, el verbo combatiré en una de las citas introducidas está conjugado en primera persona del singular, lo que no se corresponde con el verbo en tercera persona del singular del discurso del emisor. Por eso, podríamos corregirlo así:
El presidente prometió que combatirá “fuertemente la inflación heredada del gobierno anterior” y pidió a la ciudadanía “mucha paciencia y comprensión”.
Nótese que el verbo combatirá quedó fuera de las comillas porque no pertenece a las palabras textuales.
- Errores en la correlación temporal y espacial:
Hace dos años, cuando asumió, el ministro dijo que su plan era “comenzar hoy mismo la lucha contra el narcotráfico”.
El presidente de México aseguró que “en este país se combate duramente el crimen organizado”.
Vemos cómo las referencias a un “aquí y ahora” del discurso entre comillas no se corresponden con el espacio y tiempo en el que escribe el emisor. Por eso, es aconsejable omitir esas referencias de modo textual y buscar otras soluciones:
Hace dos años, cuando asumió, el ministro dijo que su plan era comenzar de inmediato “la lucha contra el narcotráfico”.
El presidente de México aseguró que en ese país “se combate duramente el crimen organizado”.
Tener en claro lo enumerado anteriormente permite lograr un discurso ágil, veraz y, sobre todo, que llegue claramente al receptor, es decir, a quien lee. Sin embargo, a veces encontramos errores como el siguiente, extraído de una interesante nota —que recomiendo— sobre la estatua de Sarmiento esculpida por Rodin:
Groussac ofreció traerle una “noticia biográfica” del sanjuanino. Volvió con ese escrito a los pocos días, narra, sólo para comprobar que “el Sarmiento no había cambiado, ni yo tampoco: mucho menos, la opinión inconmovible del autor”. La obra ya estaba lista “para el sobrevaciado y la fundición”.
LA GACETA 20-11-2015
Vemos que, al insertar el autor una cita en su propio relato, aparece el pronombre personal yo como parte de las palabras textuales reproducidas. Esto crea una confusión entre la voz del autor que relata y la voz ajena al relato que, al expresarse en primera persona, se confunde con la del emisor. Para evitar este error hay múltiples soluciones, como, por ejemplo, cambiar el pronombre yo por él y pasar la cita al estilo indirecto:
Groussac ofreció traerle una “noticia biográfica” del sanjuanino. Volvió con ese escrito a los pocos días, narra, sólo para comprobar que el Sarmiento no había cambiado, ni él tampoco: mucho menos, la opinión inconmovible del autor. La obra ya estaba lista “para el sobrevaciado y la fundición”.
También puede mantenerse la cita textual, pero con estilo directo, a fin de que esta funcione de manera independiente. La siguiente sería una solución posible:
Groussac ofreció traerle una “noticia biográfica” del sanjuanino. Volvió con ese escrito a los pocos días, narra, pero solo para concluir: “El Sarmiento no había cambiado, ni yo tampoco: mucho menos, la opinión inconmovible del autor”. La obra ya estaba lista “para el sobrevaciado y la fundición”.
Nótese que se ha introducido un verbo del decir (concluir) y que, a continuación de los dos puntos, se abren las comillas seguidas de mayúscula inicial.
En suma, podemos decir que la cita textual es una herramienta muy valiosa, especialmente para el periodista o redactor periodístico, ya que, por su intermedio, es posible acercar las voces de los actores involucrados en el relato y así dotarlo de una mayor realidad. La conveniencia de uno u otro estilo en cada caso es elección de quien escribe y depende de distintos factores, como la intención, la fluidez y el tono que se le quiera dar al texto.