DUDAS FRECUENTES

El Pata Medina: apodos, sobrenombres y seudónimos

Se dice que Raúl Gómez Bolaños, el popular actor  y guionista mexicano, fue apodado “Chespirito” por ser un profuso escritor de guiones y, además, por tener baja estatura: “Un Shakespeare, pero en chiquito”, le habrían dicho alguna vez. Así, los apodos, los sobrenombres y los seudónimos se utilizan sustituyendo al nombre real de una persona o agregándose a él. Veamos cuál es las diferencia entre ellos y cuáles son las reglas de su escritura.

Los apodos y los alias son denominaciones que surgen de alguna característica de la persona a la que se refieren. Pueden reemplazar el nombre propio (Roberto Gómez Bolaños, alias Chespirito) o acompañarlo (el Chapo Guzmán). Cuando están encabezados por un artículo, este va en minúscula, ya que no pertenece a la denominación (la Pulga; el Che Guevara). Frecuentemente, el apodo se intercala entre el nombre de pila y el apellido, caso en el que debe escribirse entre comillas o en cursiva (Ernesto “Che” Guevara, Sergio  Kun Agüero). En este último caso, Kun se escribe en redonda, ya que el texto base está en cursiva: la idea es el resalte.

Los sobrenombres tienen una función adjetiva: califican al nombre propio y siempre van junto a él. Se escriben en mayúscula y siempre van precedidos de un artículo en minúscula (Catalina la Grande, Jack el Destripador).

Los seudónimos y nombres artísticos sustituyen al nombre propio de personas en el ejercicio de alguna profesión, actividad o trabajo creativo. Así, Jorge Luis Borges junto con Adolfo Bioy Casares escribieron Seis problemas para don Isidro Parodi  bajo el seudónimo de Honorio Bustos Domecq; Stephen King, el exitoso escritor de best sellers,  publicó varias novelas con el nombre de Richard Bachman; Sandro era el nombre artístico del popular cantante argentino Roberto Sánchez; y el pintor, escultor y escritor Xul Solar, nacido en la provincia de Buenos Aires, se llamaba en realidad Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari.

En el caso del sindicalista Juan Pablo “Pata” Medina, que aparece en la foto que mostramos más arriba (diario La voz) estamos frente a un apodo. Ignoramos por qué Medina ha sido apodado el Pata (seguramente su familia y sus amigos lo sabrán). Sin embargo, podemos decir que, en este titular, se cumplen las reglas de escritura correspondientes:

  • Cuando el apodo se intercala entre el nombre de pila y el apellido, se escribe así:

Juan Pablo “Pata” Medina

Juan Pablo Pata Medina

Cuando no existe esa intercalación, se escribe de esta manera:

Apareció el Pata Medina (sin ningún tipo de resalte).

Detuvieron al Pata Medina (y no Detuvieron a El Pata Medina, ya que el artículo no forma parte del apodo).

Respecto del artículo, la Academia nos dice que la prueba de que este no pertenece al apodo está en el uso del vocativo:

Vamos, Pata, estás detenido.

Recordemos: apodo, sobrenombre y seudónimo son distintos desde el punto de vista del uso práctico y gramatical. Los resaltes (comillas y cursivas) solo son necesarios en casos como el de la foto inicial.